El Jazmín no llegó a su destino, en la noche cuando el viento bajo la luna se mezclaba... Las nubes viajaban sin rumbo fijo, como el Alma del viajero tironeada por la avidez.
-El Jazmín perfumará donde sea que vaya -le dijo la Luna al viajero entre nube y nube-. Yo siempre iluminaré la noche, tu siempre viajarás y el Jazmín siempre perfumará.
Se hizo un espacio amplio en el cielo, iluminó con la fuerza de la Luna llena el rostro del viajero y agregó:
-Siempre que te sientas lejos y solo, mírame en la blancura y te acercaré a quién desees en el Alma.
Javier Páez Muro